MIRANDO A NUESTRO ALREDEDOR…

Hoy tenemos la crisis y mañana una enfermedad, un desastre….o un hij@! La ya “vieja” sociedad en la que vivimos nos hace pobres y podemos remediarlo.

La crisis nos está demostrando que tener un sueldo de mil euros no basta para tener una casa, hijos, coche y además, seguir consumiendo. Por eso se llega a la conclusión de que hoy día el perfil de la persona pobre es joven, y muchas veces con trabajo. Es el pobre de la tarjeta de crédito. Si antes de la crisis vivíamos con hipotecas, con los bancos siempre ofreciendo ofertas de créditos, de un sin número de tipos de tarjetas, etc. Hoy, todo ese gasto viene del sueldo mensual; así, es difícil hacer cuentas. Es cierto que todo el mundo iba feliz por la vida aunque debiera tres sueldo seguidos, nadie pensaba que los bancos cerrarían el grifo y que no serviría de nada tener una en casa en propiedad que te sacara de apuros al venderla porque nadie podría comprarla…

Ahora bien, cuando la mayoría de los que hoy llamamos pobres tienen trabajo es porque algo en el sistema está fallando. No puede ser que el no ser pobre dependa de otros factores que no sean el trabajo. Cuando en una familia trabajan los dos y no pueden hacer frente a todos los gastos mensuales, algo falla, y eso es lo que hay que remediar con políticas. Pero para tener más ayudas tendríamos que pagar más impuestos, y eso ya depende del tipo de solidaridad de un país.
En los países nórdicos siendo los que mejor están sobrellevando la crisis entre otras cosas porque td@os sus ciudadanos, da igual el trabajo que tengan, viven con todas las necesidades cubiertas. Eso sí, su modo de ver la vida es totalmente distinto.

En nuestra sociedad en cambio, existe otro tipo de pobres y me parece aún más peligroso, es aqu@el que se siente pobre y no lo es. Hablamos de aquellas personas que tienen un bueno sueldo y sólo piensan en consumir y educan a sus hijos en el consumo. Qué desgraciados hacemos a los nuestros cuando no paramos de recordarles que no podemos comprar porque somos pobres en lugar de recordarles lo afortunados que son porque viven bien. De este modelo abunda en nuestra sociedad, quienes se sienten desgraciados porque no pueden tener el modelo de coche o de marca y con asientos de piel, el que no puede ir a Nueva York en Pascua o el que no se conforma con una casa mayor. A todas estas familias plantadas sobre esta base errónea y destructiva les digo: giremos la cabecita y miremos a otros lados, a nuestros vecinos, amigos, y ya más en serio: a otros países y continentes. No podemos llorar por no poder comprar, salir a cenar o de viaje o no tener el mejor modelo de coche, cuando vemos las noticias a diario. Eso es básicamente destructivo para ellos, es la base de la infelicidad y no están en condiciones de ser infelices ni de criar hijos infelices porque lo tienen todo. El cambio que se tiene que dar en el proceso de esta crisis son estas pequeñas cosas como valorar lo que tenemos y disfrutar sin tenerlo todo. Es una cuestión de inteligencia, de responsabilidad moral y supervivencia ya.

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